Con sus paisajes nevados y sus casas color caramelo, las imágenes de la ciudad rusa de Tiksi de la fotógrafa Evgenia Arbugaeva evocan un mágico país de las maravillas invernales. Arbugaeva regresó a la ciudad, situada en la costa norte del océano Ártico, en 2010 después deuna ausencia de 19 años para intentar capturar el espíritu del lugar donde creció. Su primer intento la dejó decepcionada, dice: las fotos parecían demasiado distantes de sus propios recuerdos de infancia. Sin embargo, una imagen se destacó: la imagende una joven local, Tanya, sentada en su cama. Al verse a sí misma en la niña, Arbugaeva decidió contar la historia de Tiksi a través de los ojos de Tanya. El resultado es una serie de fotos etéreas que, en una inspección más cercana, cuentan la historia de unciudad que ha sido abandonada. Una importante base militar y científica en toda la Unión Soviética, Tiksi contaba con una población de 12.000 habitantes en su apogeo. Desde entonces, el número ha disminuido a alrededor de 4.000. Con su proyecto, Arbugaeva no solo tiene éxito en traerg la ciudad y su historia a la vida, sino también al contar una historia personal conmovedora.